martes, 26 de agosto de 2008

un intento de...

soy todo un cumulo de defectos que disimulo cuando te hago reir
soy 10 mil caras que me invento en la noche
soy una necesidad constante
una frase sin sentido
300 impresiciones y desconciertos
y otras 300 indesiciones y contradicciones
soy quien grita para llamar tu atencion
y soy quien se esconde cuando necesita ser invisible
cuando estoy a punto del sincericidio
cuando deseo ser un iman de balas perdidas
soy quien no va a ninguna parte
pero va de tu mano y eso basta
un intento de amiga para quien lo necesite
aunque realmente no ayude en nada
soy quien esta a traves de la distancia
cuando la necesidad de explotar esta presente
quien rompe las cosas en sus manos
cuando ya no tienen solucion
soy esto y nada mas
la insanidad y la extraña naturaleza de correr
yo se bien quien soy
o al menos intento descifrarme
Y se tambien quien no soy
aunque trate de enmendarlo

lunes, 4 de agosto de 2008

DOMINGO...de Eduardo Carranza

Un domingo sin ti, de ti perdido,
es como un túnel de paredes grises
donde voy alumbrado por tu nombre;
es una noche clara sin saberlo
o un lunes disfrazado de domingo;
es como un día azul sin tu permiso.
Llueve en este poema; tu lo sientes
con tu alma vecina del cristal;
llueve tu ausencia como un agua triste
y azul sobre mi frente desterrada.
He comprendido cómo una palabra

pequeña, igual a un alfiler de luna
o un leve corazón de mariposa,
alzar puede murallas infinitas,
matar una mañana de repente,
evaporar azules y jardines,
tronchar un día como si fuera un lirio,
volver granos de sal a los luceros.
He comprendido cómo una palabra

de la materia azul de las espadas
y con aguda vocación de espina,
puede estar en la luz como una herida
que nos duele en el centro de la vida.
Llueve en este poema, y el domingo
gira como un lejano carrusel;
tan cerca estás de mi que no te veo,
hecha de mis palabras y mi sueño.
Yo pienso en ti detrás de la distancia,

con tu voz que me inventa los domingos
y la sonrisa como un vago pétalo
cayendo de tu rostro sobre mi alma.
Con su hoja volando hacia la noche,

rayado de llovizna y desencanto,
este domingo sin tu visto bueno
llega como una carta equivocada.
La tarde, niña, tiene esa tristeza

del aire donde hubo antes una rosa;
yo estoy aquí rodeado de tu ausencia
hecho de amor y solo como un hombre.